El principal síntoma de las personas con ansiedad generalizada es la preocupación excesiva. Se trata de personas que tienen un problema de preocupación crónica, relacionada con circunstancias de su vida y bastante inespecífica, no se preocupan de algo concreto sino de todo. Por este motivo, tardan en decidirse a acudir a un profesional para solucionar su trastorno, porque creen que es su forma de ser. No es extraño que tengan perturbaciones del sueño, que pasen algunas noches en vela pensando en todos sus problemas, los que han tenido y los que vendrán.
Las personas con preocupación crónica, presentan inquietud constante y estados mantenidos de tensión muscular. Temen situaciones que pueden provocarles ansiedad y las evitan. Realizan evitaciones sutiles, como posponer actividades, o llenarse la cabeza de preocupaciones, que no se corresponden con la realidad, para de esta forma evitar pensar en lo verdaderamente problemático. El sujeto confiará menos en sí mismo, por lo que las evitaciones aumentarán, y llegan a interpretar las demandas ambientales como incontrolables.
Suelen presentar rasgos de personalidad perfeccionista y dependiente. Manifiestan comportamiento pasivo en las relaciones interpersonales, unido a la baja autoestima, miedo al rechazo y alta sensibilidad a las críticas y necesidad de mantener el control.
Es un problema que genera un alto nivel de sufrimiento a la persona que lo padece, ya que les resulta complicado conseguir sensaciones placenteras, porque en todo momento interfiere la preocupación.