Los cuatro jinetes del apocalipsis

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En una pareja los desacuerdos son normales. Por muchos años que lleven de convivencia, ambos son personas distintas con necesidades también diferentes. Los problemas, el estrés y la rutina  pueden llevarnos a un deterioro en la comunicación y en la forma en la que enfrentamos los conflictos.pareja

Según Gottman , reconocido en la actualidad como uno de los terapeutas más influyentes, especializado en terapia familiar y de parejas, cuatro son las formas de comunicación que pronostican un deterioro en la relación de pareja, y en algunos casos la ruptura.

  1. LA CRÍTICA. Consiste en descalificaciones a la personalidad de su pareja, utilizando  afirmaciones plagadas de generalizaciones del tipo “nunca” o “siempre”, o con etiquetaciones como “eres un …·” Es una forma de comunicación agresiva, que no tiene en cuenta los sentimientos de la pareja. Se confunde conducta con forma de ser, y son frecuentes los reproches, “los trapos sucios” y las acusaciones.
  2. ACTITUD DEFENSIVA. Como defensa ante lo que se considera un ataque. No se acepta la responsabilidad propia en la creación del conflicto y se defiende la opinión personal, sin aceptar o considerar los argumentos de la pareja. Se adopta el papel de víctima, y se culpa al otro de los problemas.
  3. DESPRECIO. Se habla a la pareja desde una posición de superioridad. Y esto se observa no solo en las verbalizaciones, sino también en el lenguaje corporal, en las miradas y en los gestos de tensión. Son frecuentes los insultos, las descalificaciones, las burlas, repitiendo gestos o palabras. La persona que es despreciada se siente en situación de inferioridad, con su autoestima muy deteriorada.
  4. AMURALLAMIENTO. Consiste en una actitud de distanciamiento visual, y verbal. No tanto emocional, ya que la persona con esta actitud utiliza un autodiálogo negativo, “pensamientos calientes” que le llevan a actitudes de ira, del tipo “me parece increíble lo que está diciendo”.

 

Estas actitudes aparecen en la mayoría de las parejas, en algún momento de la relación. Lo que diferencia a las parejas felices de las que acaban rompiendo es la frecuencia e intensidad con la que se presentan.  En ocasiones, los conflictos son difíciles de resolver sin la participación de un psicólogo que actúe de guía, detecte las actitudes disfuncionales presentes en la pareja, y les ayude a adquirir hábitos de comunicación eficaces y constructivos. El problema no es el conflicto, sino la forma en la que se resuelve.