Tratamiento integral en violencia de género: el agresor

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Hoy en día se están realizando terapias para la intervención y prevención  de la violencia contra las mujeres, dirigidos directamente hacia las afectadas, que considero imprescindible y escasos hasta el momento, dado el alcance del problema.

En este artículo se aborda la consideración también imprescindible de la intervención reeducadora del agresor, con el fin de resocializar al hombre violento, y conseguir, de esta forma complementaria, la eliminación del problema en un futuro.

Tratar a los hombres e intentar que abandonen sus conductas violentas es una manera más de  ayudar a las mujeres que sufren malos tratos. Por este motivo, un tratamiento integral del maltrato doméstico debe incluir, según mi consideración, la atención psicológica del agresor.

En España, las primeras terapias para maltratadores se pusieron en marcha en 1995, bajo la coordinación de Enrique Echuburúa. El programa nació tras varios años de tratar a mujeres maltratadas y comprobar que seguían conviviendo con su agresor, y además no tenían intención de abandonarle.

Las terapias resultan igualmente efectivas cuando la víctima se separa del agresor. Diversos estudios muestran que cuando una persona ha establecido relaciones violentas con su pareja, vuelve a repetirlas con otras. Y también es evidente la transmisión de hábitos de comportamiento de padres a hijos. De hecho, nos siguen sorprendiendo casos de jóvenes que maltratan a sus parejas y compañeras de clase, en base a creencias de corte machista y discriminatorio, muchas de ellas aprendidas en casa.

El objetivo principal del tratamiento debe orientarse al control de la violencia.  No persigue la reconciliación conyugal, y no se limita al control de ira con alguna técnica básica,  sino que abordaría la raíz del problema, controlando el maltrato psicológico, que puede continuar una vez que ha cesado la violencia física.

Se trata de generar en el hombre, conciencia del problema, y ayudarle a asumir la responsabilidad del mismo, así como hacerle ver que el cambio es posible. Expresar la necesidad de cambio e interrumpir la cadena de violencia son objetivos fundamentales de la terapia.

Desarrollo este tipo de tratamientos en mi consulta, con resultados positivos, ya que los hombres que acuden para reeducar sus hábitos y cogniciones acuden de manera voluntaria, animados por sus parejas o por otros que han conseguido que la violencia, como forma de relación interpersonal, desaparezca de sus vidas.